miércoles, 25 de enero de 2012

En memoria de Robert Fleming, pionero de la Naturopatía canadiense

Desde la Organización Colegial Naturopática FENACO queremos trasmitir nuestro pesar a la Canadian Association of Naturopathic Doctors (CAND) por el fallecimiento del Dr. Robert Fleming Key ND acontecido el 22 de enero de 2012.

El Dr. Fleming (1918 - 2012) fue uno de los pioneros de la Naturopatía en Canadá, concretamente en la Columbia Británica. En 1956, comenzó su práctica profesional Naturopática y se unió a la BCNA –

British Columbia Naturopathic Association cuando sólo había seis miembros. Estuvo activo durante más de 25 años en el BCNA, ocupando los cargos de secretario, tesorero y secretario.

El Dr. Fleming y su esposa Ann fueron los responsables de la Fundación CNERS (en la actualidad la Fundación Naturopática Canadiense). El Dr. Fleming mantuvo activo la Fundación CNERS hasta su jubilación en 2000.

Después de su retiro del Dr. Fleming siguió los acontecimientos dentro de la profesión gracias a las visitas regulares de su sobrina Cindy Franklin.

El funeral del Dr. Fleming se llevará a cabo 31 de enero 2012 en la iglesia de Pastor, 2250 150a San Surrey, Columbia Británica. Está prevista una recepción.

Más información en Canadian Association of Naturopathic Doctors (CAND)

domingo, 22 de enero de 2012

Los comienzos de la Naturopatía española con Adrian Vander

La Organización Colegial Naturopática FENACO con motivo de la celebración del 90 aniversario de la Naturopatía española, rinde homenaje a Adrian Vander, que junto con José Castro y Nicolás Capo forma una primera generación de pioneros de la Naturopatía española, con la problemática que implicaba la práctica profesional en aquella época; estamos hablando de la dictadura de Primo de Rivera.

Adrian Vander va a ejercer en una época donde la Naturopatía en España aún estaba en sus comienzos; y basándose en la obra del Naturópata alemán Louis Kuhnne, va a escribir toda su obra Naturopática.

Adrian Van Der Put Vermuden, hijo de Pedro Van Der Put y de Maria Vermuden, nació en Holanda (Tilburg, Provincia de Brabante) el 2 de enero de 1890, y fallece, a los 83 años, en su residencia de verano de la Garriga (Barcelona 6 de julio de 1973).

Fue director general del Sanatorio de Kuhnne en Leipzig (Alemania), donde se formo de una forma práctica en la praxis Naturopática.

Llega a Barcelona al final de la Primera Guerra Mundial, en 1919. En esta ciudad va a contraer nupcias con Rosalia Bergada, natural de Lérida.

Inicialmente tuvo una consulta de Naturopatía en la calle Balmes. Posteriormente de trasladó a la Plaza Monestir 3 (Pedralbes) donde tenia la residencia y la propia editorial que permaneció activa hasta aproximadamente en 1993.. Posteriormente se traslada a la Plaza Monestir, 3 (Pedralbes)

A partir de 1924 Vander declara en sus anuncios de su consulta de la calle Consejo del Ciento nº 134, publicado en su revista la Salud, decía literalmente “autorizado para ejercer en España por R.O de 6 de noviembre de 1923”. Según Eduardo Alfonso, el General D. Miguel Primo de Rivera, autorizó a (Vander) ejercer la Medicina Naturista en Barcelona, durante un lapso de seis años, porque había curado a alguien de su entorno”.

En 1927 deja su ejercicio profesional, por los problemas surgidos a partir del Decreto de Gobernación de 1926, y se dedica a escribir y publicar libros sobre la temática Naturopática, evitando asi los problemas legales surgidos por supuestas prácticas médicas.

Según cuenta Eduardo Alfonso en “Mis recuerdos” En el mismo año de terminar mi doctorado (1919) (en el que cursé por elección, Bioquímica, Análisis Químico, Parasitología tropical e Hidrología médica), marché a probar fortuna a Barcelona en compañía del Profesor Adrian Vanderput (que había sido Jefe de enfermeros del Sanatorio de Kuhne en Leipzig), buen practicón, acostumbrado a tratar enfermos, y que manejaba muy bien el "diagnóstico por el iris", que había trabajado conmigo en mi clínica de la calle de Lisboa en Madrid. Nos instalamos en la calle de Mallorca, cerca de la Sagrada Familia en compañía de un matrimonio francés, Federico Macé y su esposa Paulina, ambos pintores, y fervientes partidarios del naturismo

Su bibliografía es extensa, autor de más de cuarenta libros y de la revista La Salud. También escribió algunos artículos para la revista Helios, reconocida en aquella época.

Su obra, de temática Naturopática, es de divulgación, no sólo destinada al público especializado, y con este propósito ilustra a menudo sus libros con imágenes aclaratorias sobre los tratamientos, los síntomas de una enfermedad, etc. Tuvo una gran difusión, no sólo en Barcelona, sino al resto de España y del extranjero; muestra de esto es que hay libros editados hasta la década de los ochenta.

sábado, 21 de enero de 2012

En memoria de Nicolas Capo, Naturópata Italo-Español (1899- 1976)

La Organización Colegial Naturopática FENACO rinde homenaje a los pioneros de la Naturopátia española, que dejaron su impronta en los orígenes fundacionales de la Naturopatía española, y para ello vamos a dar unas pinceladas sobre la vida y obre de Nicolás Capo, Naturópata Italo-Español (1899- 1976)

El Profesor Nicolás Capo Baratta nació en Laurito (Italia) en 1899 emigrando con su familia a Montevideo (Uruguay). A los 16 años, unos problemas de salud le hicieron interesarse por el Naturismo y, a raíz de ello trabó amistad con el que también sería profesor naturista, don José Castro, fundando ambos la ciencia de la trofología, inspirada en las compatibilidades de los alimentos.

Deseoso de hallar nuevos cauces, se trasladó a Europa y tras breves estancias en Lisboa, París y Valencia, recaló definitivamente en Barcelona, donde desarrolló una ingente labor en pro del Naturismo trofológico.

En los años 30 fundó la Revista Pentalfa, portavoz del Naturismo y nudismo. Editó varios libros, dio conferencias y dirigió un orfanato inspirado en el ideal de Macrobia. Por sus ideales libertarios, fue exiliado por el régimen triunfador en la Guerra Civil española y tras breves estancias en campos de concentración en Argelés (Francia) y en Nanclares de la Oca (Alava), se exilió a Perpignan donde prosiguió con sus tareas docentes, publicación de libros y revistas y conferencias y charlas por toda Francia.

De sus numerosas obras, destacan con luz propia dos publicaciones: “Trofología Práctica y Trofoterapia”, verdadera Biblia naturista y el más emblemático, “Mis observaciones clínicas sobre el limón, el ajo y la cebolla” del que se han lanzado más de 30 ediciones en lengua española y se ha traducido a varios idiomas.

Ya en Barcelona, de vuelta del exilio, editó la revista“¡Cúrate!” con tiradas de hasta 50.000 ejemplares y siguió con la publicación de numerosas obras propias y de autores afines a sus ideas, como Amilcar de Souza, Carlos Brandt, etc.

La orígenes fundacionales de la Naturopatía española no se puede entender en su proceso de sistematización sin la figura de Nicolás Capo, debido sobre todo al aspecto educativo de su concepción práctica del naturismo y del vegetarianismo como exponentes filosóficos de la Naturopatía. El Prof. N. Capo, ocupa un lugar destacado en la historia de la Naturopatía española y su memoria sigue vigente en quienes, gracias a sus consejos y a sus libros, consiguieron mejorar su salud y su calidad de vida.

miércoles, 18 de enero de 2012

Con José Castro comienza oficialmente la historia de la Naturopatía española en 1922

La profesión Naturopática española acaba de cumplir este año los 90 años de práctica profesional (1922-2012), siendo su pionero José Castro Blanco (1890-1981), nacido en Pontevedra, que obtuvo el titulo de Doctor en Naturopatía por la American School Naturopathy de Nueva York en 1922, en la escuela que fundará Benedict Lust a principios del siglo XX.

José Castro, cofundó junto con Nicolas Capo, el primer Centro de Formación de las enseñanzas que había estando fraguando en su estancia en Uruguay, a estás enseñanzas le denomino NATUROTROFOLOGIA, siguiendo la línea que había aprendido en la American School of Naturopathy y recogiendo los tipos de conocimientos que en aquellos años del primer cuarto de siglo se estaba desarrollando en España, el denominado pensamiento naturista ibérico. Este primer centro de Naturopatía se aperturó en Barcelona, en abril del año 1925. Y posteriormente, y a pesar a las trabas legales que le pusieron para su práctica profesional, se instalo en Torrent (Valencia), en la calle Santo Domingo 33, donde José Castro tenia su vivienda habitual y su consulta, además de fondo editorial, donde hoy todavía se conserva la placa en la puerta donde pasaba su consulta de Naturopatía donde realizo su practica profesional, independientemente de los múltiples viajes que realizaba para impartir sus enseñanzas y consultas de Naturopatía.

Desde la Organización Colegial queremos trasmitir al Excmo Ayuntamiento de Torrent nuestro agradecimiento profesional por haber dedicado el nombre de una calle al padre de la Naturopatía española, a José Castro Blanco, para que su obra sea reconocida y perpetuada.

Y Y para homenajear su memoria, la Organización Colegial Naturopática FENACO ha solicitado al Alcalde de Pontevedra, D. Miguel Anxo Fernández Lores, tenga el reconocimiento de la ciudad que le vio nacer en forma de una calle u otro espacio de acorde a su trayectoria histórica profesional y personal.

jueves, 12 de enero de 2012

La aportación de la Doctrina Térmica de Manuel Lezaeta al Corpus Naturopáticum

Este año se cumplen 65 años de la celebración del Congreso Mundial de Naturopatía celebrado en New York desde el 27 de Julio al 2 de Agosto de 1947 y organizado por The American Naturopathic ASS, donde, entre otros temas tratados, Manuel Lezaeta expuso su Doctrina Térmica sobre la Salud, incorporándose al Corpus Naturopáticum como uno de los elementos de la sistematización de la Naturopática que ha influido notablemente el desarrollo de la disciplina Naturopática

Los enunciados de Naturopatía elaborados por Manuel Lezaeta Acharán y continuado por su hijo, Rafael Lezaeta Pérez Cotapos, surge de la experiencia e investigaciones realizadas, influido a su vez por los conocimientos legados por el Padre Tadeo de Wiesent quien además tuvo un privilegiado contacto con una de las fuentes más genuinas de la Naturopatía chilena: las prácticas de salud y los conocimientos fitológicos de la ancestral cultura mapuche.

La Doctrina Térmica de Manuel Lezaeta tiene una importancia trascendental por las siguientes razones:

  • Saca el artificial problema de la salud del trillado campo de la Patología y la Terapéutica y lo coloca en de las temperaturas.
  • Toma al individuo como sujeto formándole un criterio para que por sí mismo sepa discernir lo que es sano o malsano, conveniente o perjudicial para la salud.
  • Establece las leyes naturales que determinan la salud y las causas que provocan su pérdida dándolas a conocer en una síntesis filosófica, al alcance de todos.
  • Hacer responsable al individuo de sus actos ya que este será sano o enfermo según sea su comportamiento a tono con las leyes de la naturaleza o no.
  • Aclara, como ciencia de la salud que es, en los conceptos de salud y enfermedad, define la naturaleza de la fiebre, de la digestión y de otros procesos biológicos.
  • Enseña el uso adecuado de los agentes de vida que la Naturaleza ofrece por doquier y que nos permite el control de la temperatura del cuerpo constituyéndose en el verdadero arte vivir sano y de conservar o recuperar la salud.

De destacar por su gran importancia como precursor explícito del cambio teórico y semántico con respecto a algunos términos centrales del acto naturopático. Como por ejemplo el concepto de "curar", donde Manuel Lezaeta enfatiza y diferencia claramente: " El verbo "curar" no se conjuga en mi doctrina térmica porque ese concepto supone la intención de interferir actividades defensivas de la Naturaleza, manifestadas en el síntoma, olvidando que a ella solo se la vence sometiéndose a sus leyes inmutables. En lugar, pues, de curar, debemos siempre y en todo caso pensar en normalizar las funciones orgánicas del enfermo, colocando su cuerpo en Equilibrio Térmico, de acuerdo con las necesidades que se revelan en el iris de sus ojos."

El haber expuesto, en este apartado de los Umbrales de la Naturopatía, la Doctrina Térmica de la Salud de Manuel Lezaeta Acharán es para comprender el proceso que vivió la fundación de la Naturopatía a partir de estos autores, aunque Manuel Lezaeta escribiera y desarrollara su obra posteriormente a la fundación de la Naturopatía. La Doctrina Térmica tiene su importancia por si misma y, a la vez, porque fue conocida por los profesionales Naturópatas. Lezaeta buscó el foro adecuado para exponer sus ideas para que la conociera el colectivo que la iba a aceptar: en el Congreso Mundial de Naturopatía celebrado en New York desde el 27 de Julio al 2 de Agosto de 1947 y organizado por The American Naturopathic ASS, en celebración de sus bodas de oro.

Por tanto la Doctrina Térmica de Lezaeta aporta unos fundamentos epistemológico fundamentales para seguir desarrollando la Naturopatía como una Ciencia de la Salud de carácter autónomo, con sus propias teorías, con su propia praxiología y con su propio lenguaje; es un saber abierto e interconectado con el resto de las áreas del saber humano y con el resto de las disciplinas que conforman hoy en día las Ciencias de la Salud.


CUADRO SINOPTICO DE LA DOCTRINA TÉRMICA

Resumen: La Doctrina Térmica se define como aquella que enseña al hombre a vivir sano o a recuperar su salud mediante el equilibrio térmico de su cuerpo.

Su objetivo: Es la salud que siendo la normalidad funcional del organismo, depende del equilibrio en las temperaturas interna y externa del cuerpo.

El medio que emplea para vivir sano es el cumplimiento de la Ley Natural y para restablecer el equilibrio térmico perdido en todo en enfermo es el adecuado uso de los agentes de vida que ofrece la Naturaleza.


Es importante añadir además que para Lezaeta este equilibrio se entiende como un todo integral, esto es, que la salud del cuerpo implica asimismo la armonía emocional de las personas. Estos preceptos que coadyuvan a "sintonizar" con las leyes naturales fueron expresados por Lezaeta en el siguiente "decálogo":

  1. Respirar aire puro.
  2. Comer exclusivamente productos naturales.
  3. Ser sobrios constantemente.
  4. Beber únicamente agua natural.
  5. Tener suma limpieza en todo.
  6. Dominar las pasiones, procurando la mayor castidad.
  7. No estar jamás ociosos.
  8. Descansar y dormir sólo lo necesario.
  9. Vestir sencillamente y con holgura, y
  10. Cultivar todas las virtudes, procurando siempre estar alegres.

miércoles, 11 de enero de 2012

Cómo concibió el Dr. Manuel Lezaeta Acharán su Doctrina Térmica de la Salud

"Este concepto es anunciado por vez primera en el campo de la salud humana y tiene la siguiente historia:

Corría el año 1899 cuando entré a la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile, dirigida entonces por el doctor Polhamer. entre otros, recuerdo a mis maestros David Benavente, de anatomía; doctor Adeodato García Valenzuela, de química y doctor Enrique, de física. Y de mis compañeros, después eminentes médicos, doctores Vargas, Salcedo, Díaz Lira, Guiglioto, etc.

Víctima de las llamadas enfermedades sociales, me vi obligado a interrumpir mis estudios médicos, los que no reanudé después cuando me di cuenta del fracaso de la medicina para restablecer la salud.

Durante largos años fui tratado por profesores y especialistas de Santiago, con cuyos dispendiosos servicios sólo obtuve agravar mis dolencias que fueron complicándose cada año.

Ante tanto fracaso de la llamada ciencia médica, me di por vencido en mi empeño de librarme de mis males, que me hacían intolerable la vida y me resigné a morir a corto plazo.

Huyendo de mi mismo, llegué un verano a un pueblo del sur de Chile y la víspera de mi regreso a la capital, un monje capuchino tropezó conmigo a la salida del hotel que habitaba y, mirándome fijamente me interrogó: "¿Has venido a verme?" _no padre, contesté. _ "Anda a mi consulta, porque estás muy enfermo", agregó él. Era el Padre Tadeo que, sin buscarlo, la Divina Providencia ponía en mi camino para salvarme la vida.

Abatiendo el orgullo profesional que a los alumnos se inculca en la Escuela de Medicina, me presenté a la consulta del Padre Tadeo, quien observando mi garganta me dijo: "Da gracias a Dios de estar aquí, porque estás tan enfermo que, si no sigues mi tratamiento, te vas a morir muy luego". A pesar de comprender la gran verdad de este juicio y, sintiendo que cada noche era la última de mi vida, le manifesté que tenía en mi poder certificados de exámenes de mis profesores que establecían la ausencia de microbios de la infección sifilítica en mi cuerpo y que ahora era sólo víctima de neurastenia. "Te equivocas tú y se equivocan los médicos, la enfermedad la tienes en la sangre". me replicó el Padre.

Recibí la "receta" que prescribía paseo a pie desnudo por el rocío del pasto al salir el sol, frotaciones y chorros de agua fría a distintas horas; envolturas de todo el cuerpo, alternando con vapores de cajón, excursiones con ascensión de cerros, etc.

Aun cuando me parecía difícil que con estas originales prácticas pudiera recuperar mi perdida salud, me sometí a ellas con puntualidad y constancia.

Antes de quince días de este tratamiento, para mí se abrió un horizonte de felicidad y bienestar desconocido, pero, al mismo tiempo apareció abundante flujo uretral que los médicos me habían "curado" años anteriores, sofocando su expulsión del cuerpo y obligando a éste a retener esas materias corrompidas que me causaron inflamación prostática, estrechez de la uretra y hasta retención de orina. También se me hincharon los ganglios de las ingles, axilas y cuello, apareciendo además erupciones y llagas en todo mi cuerpo.

Con estas novedades volví a la consulta y le dije: "Me estoy pudriendo, Padre, vea lo que me pasa"…"Estas salvado, ahora vas a expulsar la enfermedad que los médicos te echaron en la sangre", fue su respuesta.

Más de un año estuvo mi cuerpo eliminando pus por la uretra, llagas y postemas, sin notar ninguna complicación y sintiendo cada día la felicidad de vivir nunca antes conocida la que Dios gracias conservo hasta la fecha que tengo 77 años de edad.

Ante la elocuencia de estos hechos, me di cuenta que las drogas eran incapaces de devolver la salud perdida y que ésta sólo podía mantenerse y recuperarse, mediante la acción de los agentes vitales que ofrece la Naturaleza en el aire, la luz, el sol, el agua fría, la tierra, frutas y vegetales crudos. Tomé entonces la resolución de dedicar mi vida entera al estudio, práctica y difusión de la verdad en cuanto a salud se refiere, la que providencialmente había llegado a conocer al margen de la medicina facultativa.

Durante nueve años seguí a su lado las sabias enseñanzas y prácticas del Padre Tadeo de Wisent. Habiendo abandonado Chile este sabio capuchino alemán, para ir a curar a los leprosos de Colombia, me dediqué a estudiar las obras de sus maestros, especialmente del célebre cura de Woerishoffen, monseñor Sebastián Kneipp.

Cómo concebí la doctrina térmica

La salvadora experiencia del sistema Kneipp me llevó al estudio de los otros grandes maestros, Priessnitz, Bidaurrazaga, etc. Sin embargo, no encontré en estos geniales intuitivos la doctrina filosófica que explicara la recuperación de mi salud y aunara los puntos de vista por ellos expuestos.

En este empeño de muchos años conocí felizmente la Iriología. El estudio de numerosas obras sobre este tema me llevó a la conclusión de que nada aprovechable había en el examen del iris de los ojos haciéndolo con criterio anatómico o patológico.
En cambio, la idea de que como fruto de mis observaciones y experiencias se despertó y arraigó progresivamente en mí, me llevó a formular mi doctrina térmica como base de normalidad en el funcionamiento del cuerpo humano. Esta idea fue cada día comprobándose con el examen del iris de los ojos de miles de enfermos y sanos que en el transcurso de más de 40 años he podido observar.

Nació así mi Doctrina Térmica, que viene a ser la piedra angular que fundamenta en forma evidente los diversos sistemas de los geniales intuitivos que han dado vida al Naturismo Universal y explica sus éxitos.

Como lo expongo en mi libro "El iris de tus ojos revela tu salud", mi Doctrina Térmica, por primera vez en la historia, saca el problema de la salud del trillado campo de la patología y terapéutica en que hasta la fecha se ha debatido en el mundo y lo coloca en el terreno de la temperatura. Este nuevo concepto que conquistará el campo de la salud, viene a dar fisonomía propia al Naturismo, sacándolo del actual confusionismo y anarquía.

A la luz de mi doctrina, el público sabrá a qué atenerse, porque quedan bien deslindados los campos de la alopatía, con sus teorías convencionales, y el Naturismo, con su Doctrina Térmica, perfectamente bien comprobada por el iris de los ojos humanos y sólidamente fundamentada y demostrada por las leyes de la Naturaleza.
La vida civilizada lleva al hombre al desequilibrio de las temperaturas de su cuerpo, afiebrando diariamente sus entrañas con la cocina y debilitando el calor de su piel con ropas y abrigos inadecuados. De aquí el origen de todo desarreglo funcional que se inicia con resfriados e indigestiones.

Con razón Kuhne afirmó que "no existe enfermo sin fiebre interna", y afeminada e inactiva. Esta es la razón por qué los sistemas naturistas en uso se dirigen a conservar o restablecer la salud, unos fortificando la piel con aplicaciones frías y otros refrescando las entrañas del sujeto con baños derivativos del bajo vientre, aplicaciones de barro y dieta refrescante de frutas o ensaladas crudas.

Según esto, los distintos sistemas naturistas de hidrópatas, fisiatras, trofólogos, nudistas, dietistas, vegetarianos, etc. Obtienen sus éxitos actuando sobre las temperaturas del cuerpo, pero en forma rutinaria que conduce al curanderismo. En cambio, mi Doctrina Térmica permite establecer, por el examen del iris, la necesidad que existe en todo enfermo de afiebrar su piel y refrescar sus entrañas. Esta doble finalidad es siempre preciso realizarlo para obtener la normalidad funcional del organismo, vale decir su salud integral. Es, pues, siempre y en todo caso un solo objeto el que debe obtenerse y sólo varía la intensidad de las aplicaciones adecuadas a cada caso, de acuerdo con las necesidades que se descubren en el iris y con las condiciones personales del sujeto.

Mi Doctrina Térmica viene a completar los aforismos ya conocidos como fundamentales en la ciencia de la salud. Así tenemos que "no hay enfermedades, sino enfermos", o sea individuos faltos de salud por desequilibrio térmico del cuerpo en grado variable. Aquí está comprobada la unidad de las enfermedades. Además, "la Naturaleza es la que cura", para que ello sea posible es menester colocar al cuerpo en Equilibrio Térmico.

Según el primero de estos conceptos, la patología es inútil convencionalismo y según el segundo, se niega la necesidad y eficacia de la terapéutica.

Tenemos, pues, que el problema de la salud se ha convertido en una cuestión térmica, debido a la vida civilizada que desequilibra las temperaturas del cuerpo, alterando con ello la normalidad funcional del organismo, vale decir, causando el estado de enfermo.

La ignorancia de mi Doctrina Térmica ha conducido al error de que muchos autores naturistas hablan de infecciones, fagocitosis y acción microbiana. Sin embargo, caen en la contradicción de condenar drogas, sueros, vacunas, etc. Que tienen por objeto actuar sobre estos microbios.

Sin darse cuenta, toda terapia Naturista ha justificado mi Doctrina Térmica, sin haber sido antes expuesta, ya que su arma principal es el agua fría en el tratamiento de los enfermos. Lógicamente, este elemento es incapaz de matar microbios, pero es indispensable para normalizar las temperaturas del cuerpo, siempre víctima de fiebre o calentura.

Aceptada mi Doctrina Térmica, la higiene se reduce a mantener el cuerpo en Equilibrio Térmico mediante el cumplimiento de la ley natural y todo procedimiento curativo debe dirigirse a restablecer dicho equilibrio, afiebrando la piel del enfermo y refrescando sus entrañas, de acuerdo con las revelaciones del iris de los ojos que siempre acusa variable congestión digestiva y deficiente calor de la piel del sujeto.
Debidamente probada en mis obras la verdad de mi Doctrina Térmica, como solución del problema de la salud del hombre, sólo falta difundirla al máximo para que llegue al conocimiento de las masas como bandera de redención liberadora de la esclavitud moderna impuesta por la tiranía médica, cuyos intereses prosperan a la sombra de la ignorancia en cuanto a Salud se refiere.

Así como toda la fuerza y organización de la medicina profesional se fundamenta y ampara en la teoría microbiana, la fuerza y organización del Naturismo debe fundamentarse en mi Doctrina Térmica. Sobre esta base, absolutamente inamovible y científica, debemos emprender la conquista de la salud, presentando un frente unido que permita vencer el error, ilustrando al público sobre la superioridad de nuestros principios y procedimientos para alcanzar los beneficios de la salud individual y colectiva.

Ahora, volviendo a mi caso personal, el desengaño experimentado en carne propia me obligó a dar la espalda a la Medicina y me llevó al estudio de las leyes, hasta obtener mi título de abogado el año 1904.

Pero el destino había determinado que mi profesión, sin ejercer ante los tribunales de justicia, se dedicara a la defensa de los derechos a la salud y a la vida de mis semejantes. Tal vez los condenados a muerte por la medicina necesitan la intervención de un abogado para salvar su existencia.

Termino definiendo. Doctrina Térmica es la que enseña al hombre a mantener o recuperar su salud mediante el equilibrio de las temperaturas interna y externa de su cuerpo.

Esta doctrina es ciencia de la salud al margen de la medicina".

Fragmento extraído del libro: La Medicina Natural al alcance de todos – Manuel Lezaeta Acharán

miércoles, 4 de enero de 2012

El procedimiento de intervencion naturopática según José Oriol

En la Revista "Vivir con Salud", monográfico dedicado a la Naturopatía. Año XXXIX/ nº 214. Enero-Febrero de 1992. José Oriol Ávila Montesó, Naturópata, en el artículo "Como actúa la Naturopatía" establece los siguientes principios de la intervención Naturopática:

En cualquier técnica terapéutica hay que tener siempre presente, como se ha dicha repetidas veces, que existen enfermos y no enfermedades, y por lo tanto hay que dar la mayor importancia al examen y al tratamiento integral, físico y mental, de cada persona enferma. La actitud mental del paciente frente a la enfermedad es sumamente importante, hasta el punto de que puede afirmarse que puede haber enfermos incurables pero que no hay enfermedades incurables. Dada la interrelación que existe entre cuerpo y mente, es indispensable actuar a los dos niveles: físico y mental. Cualquiera que sea el diagnostico, lo que hay que buscar es la recuperación de la Salud física y mental a través de la normalización en el funcionamiento equilibrado de todo el organismo humano. Para ello se deben seguir los siguientes pasos:

1. Investigación y eliminación de los hábitos dañinos, que pueden haber producido el problema, como son:

A nivel físico: tabaco, alcohol y bebidas de cola, estimulantes, café, abuso de medicamentos, pan y azúcar blanco, sedentarismo, mala postura corporal, etc...

A nivel mental: tensión nerviosa y mental, ambición excesiva, las prisas, sentimientos negativos, etc...

2. Desintoxicación:

A nivel físico: mediante ayuno, trofoterapia, cura de frutas, lavado de sangre, geoterapia, fitoterapia, baño vital, lavado colónico, enemas, ejercicio físico, caldo oxidante, etc...

A nivel mental: lecturas adecuadas, meditación, autosugestión, terapia grupal, etc...

3. Revitalización:

A nivel físico: Quiromasaje, deporte, baños de sol y aire, fitoterapia, régimen de fruta fresca y seca, ensaladas, régimen crudívoro, suplementos vitamínicos y oligoelementos, acupuntura, etc...

A nivel mental: yoga, motivación de la creatividad personal, la musicoterápia, práctica de las artes y aficiones personales, trabajo social, etc...

4. Tratamientos específicos: (Para los diversos síntomas que se presenten) Masaje y recuperación funcional, geoterapia, drenaje linfático, digitopuntura, plantas medicinales, baños de sol, reflexoterapia, reeducación postural, quiropráxia, etc...

Aun cuando conviene proceder por este orden, según los casos, estas cuatro etapas se sobreponen las unas a las otras, pero es conveniente diferenciarlas para poder aplicarlas con claridad de ideas. Si se aplican bien estas cuatro etapas, no hay ninguna duda que se obtienen lo que muchos creen que son MILAGROS. Sabemos que no lo son: simplemente es dejar que actúe sin trabas la energía curativa de la Naturaleza.

Ver más en CUADERNOS DE HISTORIA DE LA NATUROPATIA